Hoy he pasado todo el día en Cuatrecasas. Pero no es del Consejo de Administración de lo que quiero hablaros. Este post va dedicado a Dara, y a todas las Daras del mundo que con su sonrisa y buen hacer iluminan nuestro día a día.
Me tomo unos minutos de descanso fuera de la sala mientras espero pacientemente a que llegue mi turno de nuevo. La mañana es especialmente densa, los miembros del Consejo se interrumpen entre sí (algo inevitable), y sus comentarios sotto voce hacen nuestra tarea especialmente difícil. Seguramente se me ha escapado un suspiro, porque aparece Dara con una coca-cola y un vaso y me sorprende con su sonrisa. “Te apecece una coca-cola? O prefieres quizá una light?” Dara no conoce la palabra pereza. Se presenta como la camarera de planta: “me ocupo de que no os falta de nada, y de que estéis a gusto todo el tiempo que pasáis aquí”
Sirve los cafés con la misma elegancia y discreción, y el mismo celo profesional que los abogados para los que trabaja.
Le pido que me de su mail, para enviarle este post, y alaba mi letra a la vez que me anuncia (otra vez con una sonrisa!) que la comida parece exquisita, que ya está a punto, y que hay dos tipos de ensalada!
Sí, las cuentas de explotación son muy importantes. Y los resultados anuales. Y los beneficios antes de impuestos.
Pero nada sería posible sin el diligente trabajo de todas las piezas del puzle. Y Dara es, sin duda, una de ellas.