Intérprete de conferencia durante el Congreso Internacional de Enfermería en Urología

La preciosa ciudad costera de Nordwijk, a poca distancia de Ámsterdam, ha acogido durante la última semana de septiembre el Congreso Internacional de Enfermería en Urología.

 

Cabe destacar el rol de enfermeras y enfermeros en la mejora de la calidad de vida de los pacientes, con un papel aparentemente secundario y en muchos casos silencioso pero vital para el bienestar de los pacientes, sus cuidadores y familiares.

 

En muchos casos son las enfermeras y los enfermeros los responsables de introducir estrategias de gestión para los pequeños y grandes problemas cotidianos, la planificación y organización, el abordaje de temas difíciles como la vida sexual del paciente, contribuyendo en muchos casos no solamente al bienestar y disminución de los niveles de estrés del mismo sino reduciendo también considerablemente el ratio de hospitalizaciones con el consiguiente ahorro en recursos a nivel estatal.

 

Bravo, pues, por esos profesionales discretos y altamente eficientes sin los cuales una medicina de calidad no sería posible.

 

 

 

 

 

 

Intérprete de conferencia durante el I Simposio sobre la salud de los telómeros

¿Qué son los telómeros?

Los telómeros, como su nombre en griego indica, son la «parte final” de los cromosomas, algo parecido en el lenguaje de la calle a las puntas de plástico de los cordones de los zapatos.

Sin embargo, se trata de partes del ADN muy repetitivas y no codificantes: su función principal es proteger el material genético que transporta el resto del cromosoma.

A medida que nuestras células se dividen para multiplicarse y para regenerar los tejidos y órganos de nuestro cuerpo se va reduciendo la longitud de los telómeros, y por eso con el paso del tiempo se hacen más cortos.

Cuando finalmente los telómeros se quedan tan pequeños que ya no pueden proteger el ADN, las células dejan de reproducirse: alcanzan un estado de senectud o vejez.

Por eso, la longitud de los telómeros se considera un «biomarcador de envejecimiento» clave a nivel molecular, aunque no es el único, y en años recientes ha atraído la atención de numerosas investigaciones.

¿Cuánto miden nuestros telómeros y a qué velocidad se deterioran?

La longitud de los telómeros se mide en «pares de base«, que son las parejas de nucleótidos opuestos y complementarios que están conectadas por puentes de hidrógeno en la cadena de ADN.

La longitud de los telómeros varía mucho entre distintas especies.

En el caso de los humanos, la longitud de los telómeros se deteriora desde una media de 11 kilobases al nacer hasta unas 4 kilobases en la vejez.

¿Es posible intervenir sobre los telómeros?

En 2009, tres investigadores estadounidenses obtuvieron el premio Nobel de medicina por su trabajo sobre el envejecimiento de las células y su relación con el cáncer.

Elizabeth Blackburn, Carol Greider y Jack Szostak investigaron los telómeros y descubrieron que la enzima telomerasa puede proteger a los cromosomas del envejecimiento:puede hacer que se regeneren los telómeros, los puede prolongar.

Esta enzima ayuda a evitar que los telómeros se achiquen con la división celular, lo que contribuye a mantener la juventud biológica de las células.

Gran parte de las investigaciones sobre telómeros no tiene que ver con una aspiración estética de longevidad, sino con la cura potencial de enfermedades.

 ¿Qué impacto tienen nuestros hábitos en la salud de los telómeros?

Ningún indicador aislado es un reflejo real de tu salud, y la longitud de los telómeros no es una excepción. Pero entender cómo distintos comportamientos nos afectan a nivel celular nos puede motivar a cambiar.

Hay comportamientos o entornos poco saludables aparecen ligados a telómeros más cortos:

 El tabaco y la obesidad

El consumo de bebidas azucaradas y una insulina elevada

El sedentarismo

La falta de sueño

La contaminación

Y el estrés: el estado emocional influye en el estado físico, y la relación se observa a nivel celular: el estrés crónico acorta los telómeros, y el cortisol constante reduce además la activación de telomerasa.

Las tres estratègies que más contribuyen a manejar el estrés son:

  1. Hacer ejercicio. La actividad física contrarresta el impacto en los telómeros. Pero cuidad, es imprescindible alternar los ejercicios de baja intensidad con otros de alta intensidad, entrenando a la vez la fuerza y la resistència.
  2. Meditar: las prácticas de mindfulness podrían alargar los telómeros.
  3. El apoyo social: el aislamiento social acorta los telómeros en animales, y siendo el ser humano la especie más social, es de esperar que el efecto en nosotros sea todavía mayor. Reír, reír y reír. Cuanto más y más a menudo, mejor!