La obra de Miralda Maidenusa, Santa Comida, es una obra multidisciplinaria entre el happening y la instalación participativa, y con ella Miralda ha hecho de la comida su eje creativo. La comida, una actividad universal y a la vez particular de los distintos grupos humanos, sirve a Miralda para realizar una crítica política y una desconstrucción etnológica de prejuicios y esquemas en un mundo global.
A partir de una iconografía de estética kitsch y barroca en piezas de grandes dimensiones, Miralda apuesta con esta obra por un lenguaje vital que celebra los sentidos, los colores, la fiesta, el juego, la imaginación y la vida.
Consiste en siete altares dedicados a las divinidades Orisha más destacadas. A medida que el espectador se desplaza cada altar muestra una imagen de la divinidad yoruba y sus equivalentes en el culto cristiano.
La exposición sirvió también de escenario para que la comunidad yoruba de Barcelona rindiera tributo a la deidad Orula mediante la música, el canto y el toque de tambores.