Qué tendrá Suiza

Una cosa es hacer turismo y otra bien diferente es pasar una semana trabajando con y para una empresa Suiza. Son tantas las ideas que he traído a casa que resultaría difícil enumerarlas una a una, pero permitidme que comparta algunas de ellas. Por motivos de confidencialidad no puedo deciros de qué empresa se trata, pero estoy segura de que podría aplicarse a todas ellas.

Para empezar la precisión. Lo de la puntualidad suiza no es solo un tópico. Es que salir a las 8.20h del hotel quiere decir salir a las 8.20h del hotel. Ni más ni menos. Y llegar al Auditorio a las 8.50h y empezar aunque no sean las 9.00h porque ya estamos todos los que tenemos que estar… me deja simplemente sin palabras. Creo que los suizos no han oído hablar del cuarto de hora académico.

Otra cosa que me ha sorprendido gratamente es la aplicación del método Kaizen (kai+zen en japonés significa algo así como cambio a mejor) de mejora continua a nivel de fábrica. Se trata de un método que representa lo opuesto a la conformidad y complacencia. Es un sistema de gestión orientado a la mejora continua de procesos que tiene como objetivo erradicar todas aquellas ineficiencias que conforman el sistema de producción. En esta fábrica en concreto se reconoce y premia cada una de las propuestas de los trabajadores orientada hacia la aplicación de este sistema. O sea, nada de igualar a la baja, sino todo lo contrario.

El orden, la limpieza y la convivialidad repercuten sin duda en la productividad de los trabajadores. ¿Sabíais que el trenecito que reparte piezas de recambio entre los trabajadores de la fábrica emite una agradable música a un cierto volumen para avisar que está circulando? Nada de sirenas estridentes estresando a los trabajadores. La fábrica está tan limpia que parece lista para pasar una inspección, se podría literalmente comer en el suelo…

Se trata de medidas sencillas, casi casi podríamos decir infantiles pero… cuánto facilitan el buen hacer! Por ejemplo, los carritos de las distintas partes del proceso de montaje tienen todos, sin excepción, una fotografía a color con el resultado final…

Y eso sí, delicioso y tentador chocolate por todas partes!

 

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Experiencia en interpretación simultánea de conferencias desde 1992. Mi primer trabajo fue nada más y nada menos que durante los Juegos Olímpicos de Barcelona. Para mí fue un orgullo participar, ya que me permitió compaginar dos cosas con las que disfruto enormemente, el deporte y la profesión.

Durante los primeros años quería ser todas y cada una de las profesiones que compartía desde la perspectiva de la cabina de interpretación. De este modo, después de contagiarme del entusiasmo de los deportistas que nos representaban y soñar con ser olímpica en vela ligera llegué otro día a casa decidida a convertirme en la mejor coach. En respetado cirujano infantil. En la más eficiente ortodoncista. En la reconocida directora de una editorial. En fabricante de salvaescaleras. En modelo de alta costura. En conductora de la nueva línea de metro. En actriz, en escultora. En enfermera. En presidenta de un consejo de administración.

Pronto me di cuenta de que me resultaría imposible abarcar tanta profesión por atractiva que fuera, y decidí dejarme llevar y disfrutar poniendo voz a todas esas personas que he tenido el privilegio de interpretar y llevarme a casa un poquito de cada una de ellas. Porque no puedo negar que todos y cada uno de mis clientes han dejado en mí algo de su persona, y me han hecho crecer también profesionalmente.