Intérprete de conferencia durante la Jornada sobre patrimonio cultural y mecenazgo

En junio de 2018, el Museo Thyssen de Madrid puso en marcha una empresa arriesgada: restaurar La plaza de San Marcos en Venecia, una de las obras de Canaletto que posee, mediante una campaña de crowdfunding o financiación participativa, a fin de hacer frente a los 35.000.-€ que costaban los trabajos. Tras dividir el enorme cuadro en 1.000 fragmentos, pidió en su web que apadrinara la restauración de cada uno de esos cuadrados al módico precio de 35.-€. Pepa Octavio, responsable de Patrocinio y Mecenazgo del museo, explicó el desarrollo de la campaña durante la Jornada sobre patrimonio cultural y mecenazgo, celebrada en el MACBA con la intervención de expertos en mecenazgo de varios países europeos: “pensábamos que las redes nos machacarían con freses como que lo pague Tita”. Sin embargo la operación fue un éxito y se saldó con un superávit de casi 20.000.-€. Y ya estamos pensando en una segunda campaña de participación colectiva.

Los 601 donantes que compraron en apenas cuatro meses un pedacito de obra barroca se acogieron a las desgravaciones fiscales que contempla la Ley de Mecenazgo de 2002 que, desde su reforma de 2014, establece unos beneficios del 75% en la cuota integra del IRPF para todo aquel que ejerciera una acción de micromecenazgo con donaciones inferiores a 150 euros.

Durante la jornada se abordaron ejemplos de esta colaboración pública-privada como la de la Fundación Macba, que en 30 años de actividad ha adquirido casi 6.000 obras para el museo; la Fundación Barrié, que ha aportado 11 millones para restaurar la catedral de Santiago, seis para intervenir en el Pórtico de la Gloria; o los proyectos para difundir la danza española a partir de un libro o un videojuego llevados a cabo por el Ballet Nacional de España. También sirvió el encuentro para conocer cómo tras la nueva ley de mecenazgo en Francia se ha pasado de 2.000 empresas que lo ejercían a 68.000.

La jornada dejó claro que El mecenazgo no es un tema de élite. Todo el mundo puede participar y ayudar a intervenir en el patrimonio que tiene cerca y le importa. Todos podemos ser mecenas, con independencia de la capacidad adquisitiva de cada uno.

 

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Experiencia en interpretación simultánea de conferencias desde 1992. Mi primer trabajo fue nada más y nada menos que durante los Juegos Olímpicos de Barcelona. Para mí fue un orgullo participar, ya que me permitió compaginar dos cosas con las que disfruto enormemente, el deporte y la profesión.

Durante los primeros años quería ser todas y cada una de las profesiones que compartía desde la perspectiva de la cabina de interpretación. De este modo, después de contagiarme del entusiasmo de los deportistas que nos representaban y soñar con ser olímpica en vela ligera llegué otro día a casa decidida a convertirme en la mejor coach. En respetado cirujano infantil. En la más eficiente ortodoncista. En la reconocida directora de una editorial. En fabricante de salvaescaleras. En modelo de alta costura. En conductora de la nueva línea de metro. En actriz, en escultora. En enfermera. En presidenta de un consejo de administración.

Pronto me di cuenta de que me resultaría imposible abarcar tanta profesión por atractiva que fuera, y decidí dejarme llevar y disfrutar poniendo voz a todas esas personas que he tenido el privilegio de interpretar y llevarme a casa un poquito de cada una de ellas. Porque no puedo negar que todos y cada uno de mis clientes han dejado en mí algo de su persona, y me han hecho crecer también profesionalmente.