Intérprete de conferencia: una mañana con Salman Rushdie, autor de «Los versos satánicos»

Salman Rushdie es un hombre pausado, amable, tranquilo. Vive con la feliz ligereza del condenado que disfruta de un aplazamiento sine die, con la alegría del niño que sin saber por qué se equivoca de semana y ve como son prorrogadas sus vacaciones escolares. Su semblante transmite también una finísima y sutil ironía tan sólo apreciable si uno tiene la suerte de compartir con él una mañana. Conocido por la publicación de “Los versos satánicos”, libro que le valió la fátua dictada por el Ayatollah Jomeini es también autor de doce novelas, cuatro libros de no ficción y un libro de relatos. Su obra ha sido traducida a más de cuarenta idiomas.

Ha estado en Barcelona promocionando su última novela “Dos años, ocho meses y veintiocho noches”, o lo que es lo mismo, mil y una noches.

La identificación con este último libro es inmediata, no solo por el número de noches sino porque el mismo autor ejerce de Xerezade, desgranando tramas y subtramas incansablemente, como mil y un cuentos, dentro del libro. Además abundan las referencias al libro.

La fuente de inspiración la constituye “el gran almacén de cuentos con los que crecí, y que consiguieron que me enamorara de la lectura. Creo que éste es el bagage literario que he arrastrado toda la vida y ahora he dejado las maletas. A ver qué pasa cuando empiece a deshacerlas y se mezclen entre sí”

El libro plantea un conflicto clásico, la guera entre el bien y el mal, entre la razón y la fe, el fanatismo y la tolerància, el choque entre religiones y el poder de la ficción para equilibrar el mundo, a través de un lenguaje lleno de poderoses imágenes y una trama absorbente capaz de impactar a un público muy amplio.

Un placer acompañarlo a Rac1, CatRàdio y Els matins de TV3.

Salman Rushdie

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Experiencia en interpretación simultánea de conferencias desde 1992. Mi primer trabajo fue nada más y nada menos que durante los Juegos Olímpicos de Barcelona. Para mí fue un orgullo participar, ya que me permitió compaginar dos cosas con las que disfruto enormemente, el deporte y la profesión.

Durante los primeros años quería ser todas y cada una de las profesiones que compartía desde la perspectiva de la cabina de interpretación. De este modo, después de contagiarme del entusiasmo de los deportistas que nos representaban y soñar con ser olímpica en vela ligera llegué otro día a casa decidida a convertirme en la mejor coach. En respetado cirujano infantil. En la más eficiente ortodoncista. En la reconocida directora de una editorial. En fabricante de salvaescaleras. En modelo de alta costura. En conductora de la nueva línea de metro. En actriz, en escultora. En enfermera. En presidenta de un consejo de administración.

Pronto me di cuenta de que me resultaría imposible abarcar tanta profesión por atractiva que fuera, y decidí dejarme llevar y disfrutar poniendo voz a todas esas personas que he tenido el privilegio de interpretar y llevarme a casa un poquito de cada una de ellas. Porque no puedo negar que todos y cada uno de mis clientes han dejado en mí algo de su persona, y me han hecho crecer también profesionalmente.