Intérprete de conferencia durante las entrevistas entre Woody Allen y los medios de comunicación

Woody Allen ha finalizado en San Sebastián el rodaje de su quincuagésima primera película. La protagonizan Christoph Waltz y Elena Anaya. Es una comedia romántica al más puro estilo Woody Allen, durante la cual ella tiene un affaire con un brillante director de cine francés. Y él se enamora de una bella española residente en la ciudad. La ciudad es San Sebastián y ha reaccionado con general entusiasmo, el mismo que expresa el director por la ciudad que le acoge.

Una película más que añadir a su filmografía, a razón de una por año desde 1969. ¡Qué mente más privilegiada! Pero él, cuando se le pregunta por ello, no le da ninguna importancia: “Si a un pintor le piden que pinte un cuadro, aunque suponga cierto esfuerzo, lo hará y no es lo mismo que si me pidieran a mí que lo hiciera. Algo parecido me sucede a mí con mis películas”.

Por otro lado, el próximo mes de octubre, de la mano de Acontracorriente Films, estrenará “Día de lluvia en Nueva York” (A Rainy Day in New York), una comedia romántica sobre dos amantes de la universidad que pasan un fin de semana especial en Nueva York y los problemas en los que ambos se verán envueltos.

Woody Allen es cercano, escucha, reflexiona, contesta. En resumen, facilita mi trabajo. Y me voy contenta, satisfecha. Qué gran oportunidad la de charlar él. Identificar su mirada de asombro por encima de la montura de las gafas. Reconocer su voz atiplada. Y confirmar la impresión de un personaje entrañable, despierto y cercano. Y con ese fino sentido del humor: “¿Qué pienso de la muerte? Pues que sigo estando totalmente en contra!”

Scroll al inicio

Experiencia en interpretación simultánea de conferencias desde 1992. Mi primer trabajo fue nada más y nada menos que durante los Juegos Olímpicos de Barcelona. Para mí fue un orgullo participar, ya que me permitió compaginar dos cosas con las que disfruto enormemente, el deporte y la profesión.

Durante los primeros años quería ser todas y cada una de las profesiones que compartía desde la perspectiva de la cabina de interpretación. De este modo, después de contagiarme del entusiasmo de los deportistas que nos representaban y soñar con ser olímpica en vela ligera llegué otro día a casa decidida a convertirme en la mejor coach. En respetado cirujano infantil. En la más eficiente ortodoncista. En la reconocida directora de una editorial. En fabricante de salvaescaleras. En modelo de alta costura. En conductora de la nueva línea de metro. En actriz, en escultora. En enfermera. En presidenta de un consejo de administración.

Pronto me di cuenta de que me resultaría imposible abarcar tanta profesión por atractiva que fuera, y decidí dejarme llevar y disfrutar poniendo voz a todas esas personas que he tenido el privilegio de interpretar y llevarme a casa un poquito de cada una de ellas. Porque no puedo negar que todos y cada uno de mis clientes han dejado en mí algo de su persona, y me han hecho crecer también profesionalmente.