Intérprete de conferencia durante la 3ª edición del Barcelona Film Fest

La sala del Cine Verdi donde está a punto de estrenarse la última película de Jeremy Irons, Pintores y reyes del Prado, está a reventar. Conchita Casanovas, la directora del festival, se adelanta a presentarlo. La idea es que durante cinco o diez minutos resumirá su trayectoria profesional para que luego el público lo reciba con una salva de aplausos. Así que me dispongo, en la antesala del cine, a traducir en exclusiva para el gentleman británico la presentación que Conchita hace ante un público entregado. Pero Jeremy Irons no está nunca solo. Le acompaña un séquito de patrocinadores, organizadores, voluntarios… que hablan entre sí, haciendo mi trabajo prácticamente imposible. Ante el murmullo creciente de todas las personas que rodean a Jeremy Irons alguien desde dentro de la sala decide cerrar las cortinas que separan esa antesala de la sala de visionado, a fi de amortiguar las conversaciones. Ahora sí que imposible, le digo a Jeremy Irons. Me disculpo y él, con esa naturalidad y elegancia, sin darle la más mínima importancia, me contesta: “I know absolutely everything about me. Just tell me something about you now!” Por suerte el resto de días e intervenciones transcurren sin el menor percance! Pero qué manera tan bonita de salvar la situación, no?

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Experiencia en interpretación simultánea de conferencias desde 1992. Mi primer trabajo fue nada más y nada menos que durante los Juegos Olímpicos de Barcelona. Para mí fue un orgullo participar, ya que me permitió compaginar dos cosas con las que disfruto enormemente, el deporte y la profesión.

Durante los primeros años quería ser todas y cada una de las profesiones que compartía desde la perspectiva de la cabina de interpretación. De este modo, después de contagiarme del entusiasmo de los deportistas que nos representaban y soñar con ser olímpica en vela ligera llegué otro día a casa decidida a convertirme en la mejor coach. En respetado cirujano infantil. En la más eficiente ortodoncista. En la reconocida directora de una editorial. En fabricante de salvaescaleras. En modelo de alta costura. En conductora de la nueva línea de metro. En actriz, en escultora. En enfermera. En presidenta de un consejo de administración.

Pronto me di cuenta de que me resultaría imposible abarcar tanta profesión por atractiva que fuera, y decidí dejarme llevar y disfrutar poniendo voz a todas esas personas que he tenido el privilegio de interpretar y llevarme a casa un poquito de cada una de ellas. Porque no puedo negar que todos y cada uno de mis clientes han dejado en mí algo de su persona, y me han hecho crecer también profesionalmente.