Conference interpreter during Sara Lizia d´Mello´s presentation

Sara Lizia D’Mello proviene de la clase media-alta de la India pero vive, desde hace más de 20 años, cerca de la pobreza y marginalidad social que lamentablemente,abunda en la ciudad de Bombay. Decidió dar un giro completo a su vida cuando en 1987 dejó su cómoda posición de directora de una de las instituciones educativas más prestigiosas de Bombay, para vivir con los más pobres y marginados en una colonia de leprosos donde, por miedo,no se atrevía a entrar ni siquiera la policía.

Aunque en ese momento no tenía experiencia alguna en temas de desarrollo, ni contaba con apoyo institucional, su tesón, fuerza de voluntad y la convicción de que los grupos y comunidades marginales tienen el potencial para participar en su propio crecimiento y desarrollo si se les da la oportunidad, convirtieron el barrio, hasta el momento privado de todos los servicios básicos de salud, educación, infraestructuras etc… en una comunidad unida, sana y fructífera.

Hoy disponen de escuela, dispensario e infraestructuras, y se autogestiona con el liderazgo de sus propios habitantes. Sara consiguió que la ciudad de Bombay y los que en ella gobernaban tuvieran conocimiento de esta situación y exigió que los poderes públicos se implicaran. A partir de ese momento, Sara tuvo claro que debía dedicarse por entero al desarrollo comunitario de los barrios marginales de Bombay y fundó la Organización Committed Communities Development Trust.

Sara ha pasado una mañana en la Facultat de Treball Social de la UB transmitiendo su entusiasmo a jóvenes estudiantes, para tratar de sacarnos a todos de la zona de confort y participar en alguna de sus muchas actividades de voluntariado.

 

Sara

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I have been working as a simultaneous interpreter since 1992, and my very first assignment was none other than the Barcelona Olympic Games. I was proud to be part of such a historic event, as it allowed me to combine my passion for both sports and my profession.

In my early years, I found myself wanting to be every professional whose world I entered from the interpreting booth. Enthralled by the excitement of the athletes representing us, I dreamed of becoming an Olympic sailor. Another day, I returned home determined to be the best coach. A respected pediatric surgeon. The most efficient orthodontist. A renowned publishing director. A stairlift manufacturer. A high-fashion model. A driver on the new metro line. An actress, a sculptor. A nurse. A President of a board of directors.

I quickly realized that pursuing so many professions, no matter how fascinating they seemed, would be impossible. Instead, I chose to embrace the privilege of giving voice to the remarkable individuals I have had the honor of interpreting for, carrying a piece of each one with me.

I cannot deny that every client I have worked with has left a lasting impression on me, enriching both my personal and professional growth.