Intérprete de conferencia durante la conversación entre Melanie Smith y Tanya Barson

Melanie Smith nació en el Reino Unido en 1965, pero ha desarrollado su carrera en la escena artística mexicana desde los años noventa. En 1989 dejó atrás las tensiones político-económicas del Reino Unido de Thatcher para instalarse en México, donde ha sido testigo del impacto de la modernización capitalista, la globalización neoliberal y el hiperconsumismo, el desarrollo de una economía informal paralela a las formas tradicionales de manufactura, y los continuos fracasos o colapso de la modernidad.

Ambos contextos –el mexicano o, en sentido más amplio, latinoamericano, y el británico o, más extensamente, la cultura anglosajona o eurocéntrica– son esenciales en su obra. Aunque Smith no se define como pintora y trabaja con una gran variedad de medios, todos ellos están impregnados de una singular y persistente referencia a la pintura.

Su exposición toma su título de una de las primeras obras de Smith, una instalación que incorpora múltiples pinturas colocadas una frente a otra. En su trabajo Smith despliega un juego continuo entre farsa (en el sentido de absurdo, burla o parodia) y artificio (entendido como artificialidad y engaño y, en última instancia, como el «artificio de la razón») y aplica estos conceptos a la sociedad contemporánea y lo que se ha denominado «modernidad barroca». Esta exposición recorre la obra de Smith desde principios de los noventa hasta hoy. Más que seguir una disposición cronológica, se organiza según una serie de temas o motivos aparentemente simples que son recurrentes en su producción: Abstracción, Urbano, Color, Cuerpo, Arqueología, Naturaleza y Escala. Esta disposición permite yuxtaponer obras producidas en distintos momentos de la carrera de la artista, evidenciando las continuidades entre ellas y al mismo tiempo abrazando tensiones, conflictos, irracionalidad y caos. La propia artista ha definido su corpus como un «palimpsesto gigante».

 

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