Intérprete de conferencias durante la presentación a los medios de Goshka Macuga. En movimiento.

Fuente de información: Fundación Tàpies

La Fundación Tàpies acoge, entre el 15 de marzo y el 25 de septiembre, la obra de la artista polaca Goshka Macuga, nacida en Varsovia en 1967. En esta exposición, denominada En movimiento y coproducida por el MUSAC (Museo de Arte contemporáneo de Castilla y León) y comisariada por Neus Miró, la artista revisa las relaciones entre arte, poder y relatos en torno a hechos y personajes de la historia.

Sus piezas toman forma de grandes instalaciones, en concreto tres que han sido especialmente significativas para la trayectoria de la artista: Plus Ultra, del 2009, The Nature of the Beast (2010) y Untitled (2011). En el centro de cada una de estas tres instalaciones hay un tapiz, alrededor del cual se articulan también otras obras y documentos. En cada una de estas tres instalaciones mezcla piezas de creación propia con material encontrado en archivos y exposiciones, para proponer así nuevas aproximaciones a los relatos heredados sobre hechos y personajes históricos.

La artista, que abandonó Varsovia en 1989, el año de la caída del Muro de Berlín, explica que procede de un país donde había que apoyar a los rusos pero que su familia la crió en el odio hacia ese país. Según Macuga, la riqueza en Rusia se distribuye entre los partidarios de Putin como si se tratara de un cartel de drogas, y en su opinión ha empezado a coleccionar arte para blanquear dinero. Macuga expresa también su preocupación por el mas de un millón y medio de ucranianos que han llegado a Polonia.

La artista, de aspecto frágil pero contundente en sus gestos y discurso, atendió amablemente a todos los medios de comunicación que se acercaron a admirar su obra.

Photos by: Silvia Palá Intérpretes

Intérprete de conferencias durante la mesa redonda sobre la legislación de las criptomonedas

Fuente de información: Europa Press, La Vanguardia, Tweeter (Jessica Albiach)

Etherum, Cardano, Lota, Avalanche… son nombres que a muchos les pueden sonar a personales de videojuego pero se han convertido en el objeto de deseo de pequeños inversores de  todo el mundo en la nueva fiebre del oro global: las criptomonedas. Un mercado que el pasado 3 de noviembre superó los tres billones de dólares.

El bitcoin es la primera criptomoneda de la historia, y nació en 2009 y sigue manteniendo intacta su vigencia a pesar de su altísima volatilidad. Y España no vive ajena a este fenómeno. Una encuesta de la plataforma de mercados financieros a 1.500 inversores españoles ha revelado que el 72% invertirá en criptomonedas en los próximos meses. Y mientras tanto, bitcoin está en racha, y los ciudadanos de a pie no son ajenos a esta fiebre. Casi 4,4 millones de personas reconocen haber invertido en criptodivisas, según un estudio de la Asociación de Usuarios Financieros.

El pasado 3 de marzo, en un acto organizado por Els Comuns en el Centre Cultural el Born, ha tenido lugar la mesa redonda «Tot el que volies saber sobre criptomonedes i no t´havies atrevit a preguntar», con las intervenciones de la líder de Els Comuns en el Parlament, Jéssica Alibach, el eurodiputado Ernest Urtasun, la periodista y analista tecnológica Marta Peirano yel fundador de DigiEconomist Alex de Vries.

El debate se ha centrado en las tres implicaciones políticas que comportan las criptomonedas y que en opinión de la líder de Els Comuns se deben resolver: la especulación, la delincuencia y el impacto medioambiental que generan las criptomonedas.

Por otro lado Urtasun ha explicado que el Parlamento Europeo está trabajando en la elaboración de un marco regulador para supervisar el uso de las criptomonedas cuando el fin es el blanqueo de dinero, así como poner límites al impacto medioambiental causado por  el uso intensivo de cálculos algorítmicos de los ordenadores, así como la rápida obsolescencia y consumo energético de los mismos.

Foto by: Silvia Palá Intérpretes